Las cosas están bravas por estos días, no se respetan los Derechos Humanos, la pobreza aumenta mientras los impuestos suben, el hambre crece mientras los alimentos encarecen y nos envenenan, lo público lo privatizan, la policía le pega a los maestros y a los ancianos, balea a niños comiendo, entra a escuelas y universidades, hace razzia de mujeres y detenciones ilegales, filma desde camionetas y espía de civil, encubre asesinos, violadores, traficantes de mujeres, se encubren entre ellos y reprimen con gases, tanques hidráulicos, piñas, patadas y balas de goma a las personas que se ven en HD pero son reales.
Las cosas están bravas, los medios estandarizan las ideas, la ignorancia, y la falta de respeto; esclavizan mentes, a fuerza de repeticiones domestican a gran parte de la población para que no piensen y ejecuten mandatos. La comodidad del cobarde descansa sobre discursos que se contraponen a los hechos, la monotonía cotidiana y gris del mediocre no conoce de clases, ni de géneros, ni de solidaridad y mucho menos de sensibilidad.
Las cosas están bravas. La heteronorma y el machismo que la sustenta, ideas propias del mecanismo de explotación capitalista - difundidas globalmente por quienes detentan el poder, los concentrados medio de comunicación actuales - crean ciudadanos cómodos dentro de sus incomodidades, intolerantes e irrespetuosos de lxs otrxs. Crea abusadores y abusivos, golpeadores, violadores, tipos por doquier que se creen superiores, arrogantes y violentos.
Las cosas están bravas sobre todo para las mujeres y nuestras diferentes construcciones subjetivas. Los caballeros, esos renegados machistas con modales, exigen respeto hacia las mujeres apelando que podríamos ser sus madres, sus hermanas, sus amigas y es así como nos desdibujan y vuelven a someter. No se nos respeta por ser alguien, por el solo hecho de existir, si no por la relación con un otro.
Las cosas están bravas, sobre todo para las mujeres. Nos descuartizan, nos violan, nos acosan, nos persiguen, nos piropean, nos tocan como si fuésemos de su propiedad, como si nos gustara, nos minimizan. Implantan leyes que se meten con nuestros cuerpos sin tenernos en cuenta ni darnos la oportunidad de elegir, nos criminalizan por decidir sobre nuestros propios cuerpos, nos estigmatizan por gestionar nuestra sexualidad libremente, por no ser lo que quieren que seamos. Porque si un tipo le pega un tiro por la espalda a un adolescente que quiso robarle es en legítima defensa pero si una mujer a la que intentan violar entre varios mata a un hombre va presa por asesina. No es legítima nuestra defensa, no son legítimos algunos cuerpos parece.
Las cosas están bravas y a veces me asusto, sobre todo de noche cuando camino sola. La ciudad se pone cada vez más violenta y a veces me siento sola. ¿Con quién puedo contar? ¿Con quién cuento? ¿Con quién contamos las mujeres que volvemos solas a nuestras casas para sentirnos seguras? ¿Con el que camina al lado mio, o será un violador? ¿Con el taxista o me querrá secuestrar? ¿Con mis vecinos o sólo miran por detrás de las ventanas pero por las dudas no se meten llegado el caso? ¿Con la policía o formaran parte de una red de trata?¿Con el compañero que se ofrece a llevarme en su auto para quedarse tranquilo de que no me pase nada y en el camino me toca la pierna? ¿Con cuántos de mis conocidos puedo contar? ¿Quiénes son? ¿Estoy segura?¿Algún desconocido me brindaría su ayuda si la necesitara? Porque me puede pasar, porque pasan cosas graves aunque no me pasen a mi.
Abbey
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