martes, 7 de marzo de 2017



Las mujeres de Dagenham

En 1968 en la localidad de Dagenham, Inglaterra, 187 operarias de Ford, (187 mujeres sobre 55000 empleados hombres de las 5 plantas del Reino Unido) lideradas por su compañera y delegada en el sindicato Rita O’Grady, quien fue votada en asamblea por sus propias compañeras, se proclamaron en huelga, protestando por la discriminación de género, la desigualdad salarial, las “maquinistas de costura”, como se las conocía, puestos desempeñados típicamente por  mujeres, sus tareas se clasificaban como Grado A ó de ‘Habilidades Mínimas”, es decir que se entendía que su trabajo requería el mínimo de destreza, y por lo tanto su salario era sustancialmente menor a los de sus pares varones, además de no poder aspirar a desempeñar labores calificadas como grado B, los menos capacitados, y grado C los que contaban con destrezas más especializadas, reservadas para los varones, por asumir tácitamente que las mujeres estaban incapacitadas para realizar esas tareas, simplemente por el hecho de ser mujer.
El trabajo de las maquinistas consistía en elaborar los forros de piel de los asientos de los vehículos Ford, para lo cual tenían que unir decenas de piezas, sin patrón o guía, es decir a puro “ojo”, y en caso de cambiar los diseños no se les avisaba ni daba referencia, así que básicamente dependían de su ingenio y habilidad para lograr completar sus tareas. Sumado a esto, las condiciones de trabajo en el taller de costura eran muy precarias, debido a que no se consideraba que fuera un trabajo importante.
Rita O’Grady acude ante los delegados, todos hombres, de Sindicatos de Trabajadores, a pedirles que apoyen la huelga de maquinistas diciendo lo siguiente: “Estamos juntos en esto, hombres y mujeres. No estamos divididos por sexo. Sino por aquellos que están dispuestos a aceptar la injusticia” “No es un privilegio el que las mujeres podamos aspirar a tener los mismos derechos que los hombres, es una cuestión de principios y justicia”.
La huelga de tres semanas organizada por las maquinistas suma a los obreros al paro de producción, dándole el tiro en gracia a la ganancia de la Ford. Es así que un grupo de delegadas fueron recibidas por la entonces Ministra del Empleo, Barbara Castle, una mujer fuerte e inteligente, con quien lograron un acuerdo, que las acercaba en un 92% al salario de sus pares varones. Esta huelga fue el inicio de la lucha por avanzar en la causa de los derechos de las mujeres trabajadoras. Este acuerdo apoyado por la Ministra Castle, será la antesala de la aprobación de la Ley de Pago igualitario de 1970.
Pese a la aparente equidad en el salario, se encontraba por otro lado el hecho de que el puesto de Maquinista de Costura, aún se consideraba como un trabajo de  ‘habilidades mínimas”, es decir continuaba en la categoría A. Y seguía siendo una tarea designada a mujeres.
Así que 16 años después, en 1984, las maquinistas volvieron a salir a la calle a exigir el respeto a sus derechos con consignas como éstas:
“¡a igual tarea igual salario!”. Una trabajadora de Ford y luchadora por los derechos de la mujer, describe la situación de la siguiente manera Cuando se acumulaba el trabajo en otras áreas de la planta, por ejemplo en el área de instalación de paneles, las mujeres salían a apoyar a los hombres. Pero cuando se acumulaba el trabajo en la costura, era imposible colocar hombres en una máquina de costura, no tenían ni idea de cómo empezar a meter el hilo en la aguja”.
Fue la Comisión Europea quien obligó a la entonces Primer Ministra Margaret Thatcher, irónicamente una mujer, a pasar una ley que garantizara el pago equitativo por misma tarea, igual salario. Así se da la ley que prohíbe el trato menos favorable entre los hombres y las mujeres en términos de remuneración y condiciones de empleo en el Reino Unido.

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