Las mujeres de Dagenham
En 1968 en la
localidad de Dagenham, Inglaterra, 187 operarias de Ford, (187 mujeres sobre
55000 empleados hombres de las 5 plantas del Reino Unido) lideradas por su
compañera y delegada en el sindicato Rita O’Grady, quien fue votada en asamblea
por sus propias compañeras, se proclamaron en huelga, protestando por la
discriminación de género, la desigualdad salarial, las “maquinistas de
costura”, como se las conocía, puestos desempeñados típicamente por mujeres, sus tareas se clasificaban como Grado
A ó de ‘Habilidades Mínimas”, es decir que se entendía que su trabajo requería
el mínimo de destreza, y por lo tanto su salario era sustancialmente menor a
los de sus pares varones, además de no poder aspirar a desempeñar labores
calificadas como grado B, los menos capacitados, y grado C los que contaban con
destrezas más especializadas, reservadas para los varones, por asumir
tácitamente que las mujeres estaban incapacitadas para realizar esas tareas,
simplemente por el hecho de ser mujer.
El trabajo de las
maquinistas consistía en elaborar los forros de piel de los asientos de los
vehículos Ford, para lo cual tenían que unir decenas de piezas, sin patrón o
guía, es decir a puro “ojo”, y en caso de cambiar los diseños no se les avisaba
ni daba referencia, así que básicamente dependían de su ingenio y habilidad
para lograr completar sus tareas. Sumado a esto, las condiciones de trabajo en
el taller de costura eran muy precarias, debido a que no se consideraba que
fuera un trabajo importante.
Rita O’Grady acude
ante los delegados, todos hombres, de Sindicatos de Trabajadores, a pedirles
que apoyen la huelga de maquinistas diciendo lo siguiente: “Estamos juntos en
esto, hombres y mujeres. No estamos divididos por sexo. Sino por aquellos que
están dispuestos a aceptar la injusticia” “No es un privilegio el que las
mujeres podamos aspirar a tener los mismos derechos que los hombres, es una
cuestión de principios y justicia”.
La huelga de tres
semanas organizada por las maquinistas suma a los obreros al paro de
producción, dándole el tiro en gracia a la ganancia de la Ford. Es así que un
grupo de delegadas fueron recibidas por la entonces Ministra del
Empleo, Barbara Castle, una mujer fuerte e inteligente, con quien lograron
un acuerdo, que las acercaba en un 92% al salario de sus pares varones. Esta
huelga fue el inicio de la lucha por avanzar en la causa de los derechos de las
mujeres trabajadoras. Este acuerdo apoyado por la Ministra Castle, será la
antesala de la aprobación de la Ley de Pago igualitario de 1970.
Pese a la aparente
equidad en el salario, se encontraba por otro lado el hecho de que el puesto de
Maquinista de Costura, aún se consideraba como un trabajo de ‘habilidades
mínimas”, es decir continuaba en la categoría A. Y seguía siendo una tarea
designada a mujeres.
Así que 16 años
después, en 1984, las maquinistas volvieron a salir a la calle a exigir el
respeto a sus derechos con consignas como éstas:
“¡a igual tarea
igual salario!”. Una trabajadora de Ford y luchadora por los derechos de la
mujer, describe la situación de la siguiente manera “Cuando se acumulaba
el trabajo en otras áreas de la planta, por ejemplo en el área de instalación
de paneles, las mujeres salían a apoyar a los hombres. Pero cuando se acumulaba
el trabajo en la costura, era imposible colocar hombres en una máquina de
costura, no tenían ni idea de cómo empezar a meter el hilo en la aguja”.
Fue la Comisión
Europea quien obligó a la entonces Primer Ministra Margaret Thatcher,
irónicamente una mujer, a pasar una ley que garantizara el pago equitativo por
misma tarea, igual salario. Así se da la ley que prohíbe el trato menos
favorable entre los hombres y las mujeres en términos de
remuneración y condiciones de empleo en el Reino Unido.
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