Fue relegado e ignorado por los círculos literarios de su época y como no lo publicaban, decidió crear su propio sello: Ediciones La Rata. Entre sus obras más conocidas se destacan Obsesión de vivir, Marc, la sucia rata y Plástico cruel.
Era abiertamente homosexual, cocainómano y afirmaba que para él la vida siempre se dividió en drogas, sexo y literatura. En una entrevista realizada por Enrique Symns en 1992, afirmó: “Aunque te parezca raro, leer y escribir son dos cosas que si no las tengo no me interesa la vida. Las tres tienen la misma importancia. Pero sin sexo y sin drogas tampoco me interesa la vida”.
Aquí ➡️ Poema de Sabrra recitado
No me amabas.
Otro hubiese demorado diez minutos,
diez horas, diez días en darse cuenta.
A mí me llevó diez años.
No te reprocho que me hayas dejado,
lo que me atormenta es el tiempo que estuviste
junto a mí sin amarme.
Eso es lo que verdaderamente hiere.
Cuántas veces habrás estado en mis brazos con fastidio.
Cuántas veces habrás hecho el amor sin deseo.
Si estuvieras aquí
me dirías que no fue así, que exagero.
Y acabarías persuadiéndome
y volveríamos a hacer el amor mecánicamente.
Y yo volvería a equivocarme una vez más
***
He traicionado, he mentido, he sido cínico en el amor
Y he abandonado a quienes me amaron. Amé mal, siempre mal,
Sometiéndome o sometiendo. Dejándome herir o hiriendo.
He sido la víctima y el verdugo, un desilusionado y un desilusior
Un transgresor moralista.
Me amaron mal y yo amé todavía peor. Sería conveniente leer
Estos poemas sabiendo que alrededor de cada átomo de verdad
Giran mentiras enormes como una galaxia.
Aunque el perdón sólo le concierne a uno mismo, pido perdón
A los seres que he amado, ya que a todos, sin excepción,
Los he amado con hipocresía y maldad.
No he conocido otra clase de amor.
***
Alguien pronuncia mi nombre
la grúa detiene su acción devastadora
alguien pronuncia mi nombre
los obreros se quitan los cascos y abandonan su tarea
alguien pronuncia mi nombre
soy una demolición en suspenso.
***
Que la mujer que ames esté en su habitación con otro hombre. Que la ames. Y que ella esté haciendo el amor con otro hombre mientras vos estás en la habitación de al lado.
Que llenes el espacio de música para tapar voces y sonidos que luego no podrías nunca olvidar.
Que alguien golpee a tu puerta. Que al abrir la veas a ella envuelta en una toalla. Que te sonría. Que te diga si podés ir a comprar cigarrillos, para ella y para su amante. Que la mujer que ames haya ido hasta tu cuarto a pedirte que, ya que estás vestido, compres cigarrillos para ellos.
Y que vayas, que la quieras tanto.
Que llueva. Que corras por la calle hasta el quiosco a comprarles cigarrillos. Y que llueva mucho.
Que regreses empapado con los cigarrillos. Que la llames. Que golpees a la puerta de su habitación. Que tengas que repetir su nombre. Que escuches los sonidos de algo imprevistamente recomenzado. Que escuches jadeos de placer. Que vuelvas a tu cuarto. Que pasen los minutos como siglos. Que ella, la mujer que ames envuelta en su toalla, llame nuevamente a tu puerta. Que abras y te encuentres otra vez con su sonrisa. Que tengas que sonreír. Que debas imponerle otra sonrisa a tu confusión. Que le des los cigarrillos y que ella te
agradezca por haber ido con esa lluvia. Que te pregunte cómo estás. Y que le respondas que estás bien. Y que no sea cierto. Que la ames tanto. Que te suceda algo así... para que me entiendas.
***
amar bien
amar mal
amar como sea
pero amar.
La clave es amar
y cuando todo duela
amar con mayor intensidad
y cuando todo se torne insoportable
amar el doble.
***
Te informo sobre la situación en casa, por si te interesa.
La persiana de nuestro dormitorio se trabó arriba y se niega a bajar.
Las puertas del armario bostezan de noche y de día.
La parte de tu lado de la cama se muere de aburrimiento.
Una banda de polillas insensatas se comió la cortina azul.
Cuelgan de todos los cajones lenguas de trapo sedientas.
Las toallas que olvidaste en el suelo envejecieron precipitadamente.
Los lirios de plástico que habías puesto sobre el calefactor se marchitaron.
No quiero exagerar, pero alguno de los Rolling Stones humedeció
con sus lagrimas la pared donde pegaste el póster.
El cielorraso se descascara pidiendo que vuelvas.
(Y de mi corazón
mejor no hablemos)