lunes, 12 de febrero de 2018

Alicia Genovese / Poemas

Alicia Genovese nació en Lomas de Zamora, Buenos Aires, en 1953.  Es Profesora en Letras egresada de la UBA y obtuvo el título de Master of Arts y se doctoró en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Florida.  Comenzó a publicar a fines de los años setenta, ocho libros de poesía y dos de ensayos. Trabajó como docente y periodista, coordina talleres de escritura y supervisa proyectos de poesía desde principio de los noventa.




LA GARZA
                                      Y esa garza como una diosa extraviada
                                      ¿qué hace?
                                                          SARA GALLARDO 

Una garza nos visita
muy temprano,
bajó lenta y cerró las alas
con soberbia magnificencia;
cada paso en tierra,
tan distinto a su vuelo,
le fuerza el andar
le curva el cuello
Prudente, sin embargo,
sobre la orilla espera,
mientras el río calma de ondas, 
su reflejo;
picotea algo, 
quizá una mojarrita
que escapa, parpadea
la superficie, no es fácil
una presa en el agua 
En diálogo cauto
con el paisaje, 
la garza; un ojo 
de naturalista experimental
en procura de alimento
y, aún sin conseguirlo,
una soltura autóctona
que levanta vuelo y atraviesa
la vegetación de lado a lado
Constancia y desapego 
necesario para partir, 
dejar lo inútil
reubicar desde el aire otra orilla,
otro tumulto sobre el monte
En exceso, conozco 
la constancia
pero, con la garza, observo 
el desapego, ese salir prudente 
de la escena, como un arte 
que no he sabido incorporar

Es el fin del verano
el río se aquieta,
pliego detalles
como hojas interiores
en la maraña de bambúes



LA CASA EN EL AIRE


junio 29

El terreno fue desmalezado
y la tierra apareció rugosa
como la piel de un recién nacido;

apilados los troncos
dominada la zarza en lo bajo
entré y con una vara
marqué la zona para rellenar,
poco alcanzado por el sol
un limo informe;
al darme vuelta 
vi el círculo de árboles
donde iba a estar la casa
y permanecí en su interior 
como en un campo gravitatorio;
era el aire, un soplo,
una bienvenida; concluía 
un país extranjero
y el páramo invernal,
despoblado el monte
a machete, se reordenaba
con los nuevos 
accesos de la luz;
supe de los lugares que te eligen
y se convierten en un centro
sólo con mostrarte
que hay tierra alrededor
que en un giro
se oxigena el futuro;
a la extensión desprovista, 
me entregué, sin votos, 
a esa soleada austeridad
me confié, sin liturgias;

la vara era tibia
como la primera chispa
y el comienzo, ése


ACUARIO

Un pececito
en una bolsa de plástico

el cuidado que le toma a una nena
trasladarlo
desde el acuario a su casa
mientras el pez vive el drama
del traqueteo como un tifón
mientras la madre
abre paso entre los transeúntes
al pequeño acontecimiento:

la alegría sonora
escapada de la atención
que se presta a la mudanza ;
el afecto infantil
en la nimiedad
como imperceptible descarga
de nubes brillosas

un esplendor 
que se instala
que no habrá 
de devorarse



FRAGMENTOS

la belleza es un eslabón
perdido
el mar es ajeno y da vueltas

el llanto puede
componer esa distancia
y tal vez la búsqueda pueda
y tal vez la caída
                          no sé

el mar es también la presencia
de unos brazos que se acercan
para abrazar
               suele ser
el eslabón perdido

pero cómo afirmarlo ahora
que la calma es un pantano
la lógica
una torpe certidumbre
y las palabras 
cansan

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